Infrarrojos

La radiación infrarroja es un agente de calentamiento superficial englobado para unos dentro de la fototerapia (junto con la radiación ultravioleta) y para otros junto a la diatermia.
Es una radiación electromagnética por lo que no necesita de un medio físico para su transmisión, y sus longitudes de onda son mayores que las radiaciones del espectro visible, suelen estar comprendidas entre 7000 y 120.000 amstrong.
Su producción puede ser natural (radiación solar) o artificial: todo cuerpo al ser calentado ya se convierte en un emisor de infrarrojos.
Efectos terapéuticos
Como se trata de un agente de calentamiento superficial, su penetración es muy baja: entre 3 milímetros y 1 centímetro, por ello su acción fisiológica sera sobre la piel y sobre los tejidos superficiales gracias a su efecto termoterápico:
- Hiperemia local sanguínea y linfática: que disminuye la tensión arterial, aumenta la sudoración y hace perder sales. También favorece la nutrición, la regeneración superficial de los tejidos y la eliminación de células muertas.
- Efecto sedante sobre las terminaciones nerviosas superficiales.
Indicaciones:
- Afecciones traumáticas subagudas y crónicas: Contracturas, espasmo, sinovitis, bursitis, esguinces.
- Procesos reumáticos: artrosis con dolor y artritis en fase no activa.
- Afecciones nerviosas: neuralgias y neuritis
- Otorrinolaringología: rinitis, otitis, sinusitis
- Afecciones circulatorias superficiales: tromboflebitis, endoarteritis, Raynaud.
- Dermatología: foliculitis, abscesos, heridas, úlceras
- Como tratamiento previo a otras aplicaciones terapéuticas